Está el cielo despejado, parecido a un día soleado cerca del mar. No hay ningún aroma en especial más que el del pasto, pero no se siente muy fuerte. Parece que el verde está cerca, pero no se ve. Estoy caminando y en un par de pasos he llegado a una especie de muelle. Se ve como el mar, pero tengo una sensación de que es más un lago o un tranque antes de mar, aún así no veo el fondo desde donde estoy. Por alguna razón que no recuerdo, debo cruzar nadando hasta la otra orilla, parece que tengo que traer algo que no encuentro, no importa, no es tan difícil. Entonces me lanzo al agua y de inmediato aparezco ya en la otra orilla, donde salgo y observo de mejor manera el ambiente.
Desde donde estoy veo varias lanchas como estacionadas, amarradas en el agua pero sin ningún tipo de palo o algo así que salga del agua para sujetarlas, no sé cuál es el objetivo de que estén ahí flotando. Ah, y además se ven patos flotando en el agua, hay una leve marea o algo así, aunque no es el mar porque llegué a la otra orilla sin darme cuenta. Entonces alguien me dice algo, una persona que no reconozco con una voz que no escucho, y es por esa persona que comienzo a pensar que tengo que tirarme nuevamente al agua. Pero hay algo que me preocupa esta vez: los patos que están flotando tienen el agua sucia en un sector, llena de plumas y mierda de pato, por lo que no tengo ganas de hacer lo que se me pide.
Ahí es cuando se me ocurre la idea de pasar aquella sucia zona de patos por debajo del agua, así evitaré ensuciarme con mugre de pato, y de hecho lo hago y paso sin mayores inconvenientes. Cuando salgo del agua, tomo una bocanada de aire y noto que ahora el día se volvió gris y está lloviendo, muy fuerte.
Salgo del agua y me visto, no sé de dónde saqué la ropa, pero había unas botas y me las puse igual. Es tremendamente latero andar con botas y estar en este lugar que se está inundando, hay barro por todas partes y cuando piso hay succión, el barro trata de robarse mis botas y tengo que poner los dedos de los pies hacia arriba para evitar que la bota se salga cuando la saco para dar el siguiente paso. Me canso de esto, me tiene chato, pero de un momento a otro me invade la alegría y no tengo idea porqué, de pronto el barro y las botas se vuelven una mezcla dichosa, entonces bajo por una colina pequeña e intento rodear un árbol pequeño que está seco. El agua fluye, y yo me agarro de una rama seca del árbol que en realidad tiene un par de ramas, y lo rodeo mientras mis botas siguen atascándose en el barro que las succiona y más agua aparece, debe ser porque estoy colina abajo.

Aparecí en un lugar que supuestamente conocía, pero que realmente nunca había aplanado con los pies. Entonces, caminando por la vereda y teniendo cuidado con los autos, buscaba ubicarme para intentar llegar a casa. Unos cuantos obreros pasaban a mi lado en todas las direcciones, por lo que estuve realmente atento a que podría haber algún peligro, nunca se sabe. Tras unos minutos de caminar, apareció frente a mí un semáforo, en el cual el la luz roja estaba prendida para los peatones, por lo que esperé a que se pusiera verde. En eso, un grupo de obreros también se puso a esperar la correspondiente luz a mi lado, por lo que estuve nuevamente alerta. Eso duró hasta el momento en que oí parte de su conversación, temas banales, por lo que bajé la guardia y estuve tranquilo.

Tras largos minutos, la luz cambió de color y pudimos cruzar. Así seguí mi camino hasta llegar a una reja que tenía algo de maleza. Siguiendo junto a la reja, logré pasar a un sector "seguro" que conocía de vista, una cancha de golf que alguna vez vi. Entonces me escabullí y logré entrar a la cancha de golf. Fui caminando junto a los árboles que se encontraban en el lugar, y más tarde llegué a un lugar donde el terreno terminaba, algún tipo de división pero que no era una reja, sino algo más simbólico. Sabía que estaba pasando a otro terreno.

Entré a este terreno y al ir subiendo una especie de escalinata con bandejones, llegué a un lugar familiar que no recordaba; llegué a un colegio en el que supuestamente había estado cuando era pequeño. Reconocí los escalones, por lo que repetí los pasos que mi cuerpo recordaba de tan temprana edad, salté y salté con ritmo por el camino que conocía.

Así llegué a este colegio, en donde reconocí una cancha de básquetbol. Entonces apareció un tipo que tenía mi edad, pero que claramente se dedicaba a cuidar el lugar. Intenté explicarle que yo había estado en ese colegio, y que no estaba haciendo nada malo, pero antes de eso el tipo simplemente me saludó y hablamos un rato. Le comenté que no recordaba la cancha de básquetbol a lo que el me propuso que jugáramos, que el quería jugar.

Para jugar, teníamos que ir a buscar un balón de básquetbol que estaba dentro de una sala. Fuimos a la sala, y el piso cambió a algo así como arena. Me apoyé en la muralla y por alguna razón me saqué a medias las zapatillas (quedaron sueltas).

Algo inesperado pasó; apareció un caballo que se notaba agitado y que venía corriendo hacia nosotros que estábamos a algo más de dos metros de la puerta de la sala. Se veía furioso, y yo sabía que tenía algo en mi contra, me sentí amenazado. Corrimos para entrar por la puerta de la sala y así refugiarnos del ataque personal de aquel caballo, pero para lograrlo tuve que dejar mis zapatillas junto a la muralla ordenadas.

Entramos, cerramos la puerta. Adentro había una niña, no la tomé demasiado en cuenta, pero noté que era hermana del tipo que cuidaba. Lo curioso era que la puerta que nos protegía del caballo era de vidrio, nos brindaba una falsa protección. Pero no importó, el caballo no la atravesó de todos modos. Pero algo más pasó, llegó una yegua y se posó a un lado del caballo, a unos 4 metros o menos de la puerta de vidrio. Y como si supiera lo que iba a pasar, el caballo se agitó y comenzó a olfatear con locura a la yegua, que al parecer estaba en celos. Ante la idea de la imagen, me corrí de la puerta y miré hacia la muralla y le dije al tipo que no dejara que su hermana mirara. Mientras, yo maldecía al caballo en mi mente pensando en que iba a ensuciar mis zapatillas con semen por su encuentro con la yegua.

Me encuentro en un auto móvil, algo así como un galloper, pero la verdad no sé qué auto es porque no conozco mucho de autos. Estoy cómodo, voy de copiloto en una carretera que a veces alcanza las seis pistas de ancho, todos en una sola dirección: hacia adelante. El viento entra por la ventana y me siento extasiado, observo al rededor de la carretera y veo una vegetación, algo selvática, abundante por todos lados.

Vamos rápido, y digo vamos porque en el auto está mi hermano mayor (en la parte de atrás) y mi papá al volante. El viento me despeina, es agradable. Así seguimos un rato, con algo de música que apenas oigo y mi hermano le pide a mi papá si puede manejar. Entonces se cambian mientras el auto está en movimiento, por lo que yo tengo que tomar el manubrio con la mano izquierda para que no nos salgamos del camino mientras intercambian roles. Entonces tiro el auto al costado izquierdo de la carretera y paramos. Ahí entra en juego la habilidad de mi hermano al volante, a cual parece demacrada por la falta de práctica, no le sale fácil.

En el camino por la carretera, a los costados hay unas barreras de contención que en realidad son iguales a las barreras de las plazas, y en una parte en la que la carretera se alza del suelo, nosotros gracias a la inexperiencia en cuanto a manejar de mi hermano, terminamos pasando por sobre las barreras para caer entre la vegetación: estamos atascados, no podemos volver a la carretera por dos razones. La primera es que pasamos la barrera por encima, el auto no sabe saltar de vuelta, y la segunda razón es por la rapidez de los autos en la pista del extremo izquierdo. Nos encontramos atascados.

Estuvimos un tiempo ahí hasta que llegaron un grupo de carretas con unas personas algo extrañas. Eran tres carretas, pero parecía que seguían a un grupo mayor. Estas carretas eran tiradas por caballos, de hecho había caballos tanto adelante de ella como detrás haciendo fuerza para provocar la tracción.

Me alejé del auto que estaba rodeado por estos gitanos, mi papá hablaba con ellos y veían qué se podía hacer con el auto. Fui detrás del auto, y vi a los caballos de una de las carretas. Era un caballo muy grande, pero lo que más me llamó la atención fue el hecho de que era un caballo obeso. Obeso no como caballo real, sino que era un caballo con piernas redondas y gruesas, así como un cuello grueso y hasta la cola. Era de color café claro o blanco, no lo noté muy bien. Entonces apareció otra carreta que cerró el paso hacia el auto, me puse nervioso, pero me tranquilicé cuando noté qué clase de caballo estaba frente a mí. Le sacaron las riendas y pude verlo: era un caballo de gran tamaño, más grande que un caballo normal. Pero este caballo me observó sin perturbarse y en eso se sentó, pero se sentó así como lo hacen los perros. De hecho parecía más un perro que otra cosa, pero yo sabía que era un caballo. Era de color café oscuro y tenía esa mirada bondadosa que tienen los perros cuando ya están viejos y reposados, pero se notaba que aún era un animal joven y que tenía energías.

Después de eso, apareció otro caballo, pero estaba sin ningún tipo de ataduras. Me asustó, me sentía amenazado, me podía pasar por encima o patear, no supe qué hacer. Era llamativo, tenía los colores de una cebra, pero no era una cebra. Lo que lo diferenciaba de cualquier cebra era la falta de rayas, y en su defecto, una gran gama de patrones con ángulos rectos. Eran algo así como figuras geométricas dibujadas por todo el animal. Se sentó cerca de mí, tal y como lo hizo el caballo-perro, pero este caballo levantó una de sus patas delanteras y la acercó hacia mí. Su intención era tocarme, y me sentí llamado a hacer lo mismo, por lo que levanté mi brazo y lo alcé hacia este caballo con patrones particulares. Entonces se oyó un grito de un gitano, y el caballo bajó la pata rápidamente. No entendí mucho, pero tuve la sensación de que si aquel caballo me tocaba yo podía morir, y esa era su intención, pero algún gitano me salvó.

Buenas (genéricas), estás entrando a una página/blogg privado. Claro, el acceso no es restringido, pero para que sigamos con algo de amistad es necesario aclarar ciertos puntos:
  • En esta página se encuentran relatos personales respecto de distintos sueños, conforme estos van apareciendo
  • La fecha de cada publicación corresponde al día en que se recordó el sueño al que se hace referencia en el relato (o al menos esas es la intención)
  • Claro, los sueños no tienen lógica y este blog tampoco, por lo tanto que quede muy claro que son "sueños", y no tienen (demasiada) relación con la realidad
  • Espero que sea un grato momento de lectura onírica, para nosotros es grato registrarla al menos y esperamos que exista un feedback en cuanto al sentimiento de gratitud (sentimiento)
Entonces eso sería todo por ahora, si algo cambia, será estipulado en esta misma primera entrada. Adelante y siéntete a gusto, pero no desordenes demasiado. Saludos y dulces sueños.