Aparecí en un lugar que supuestamente conocía, pero que realmente nunca había aplanado con los pies. Entonces, caminando por la vereda y teniendo cuidado con los autos, buscaba ubicarme para intentar llegar a casa. Unos cuantos obreros pasaban a mi lado en todas las direcciones, por lo que estuve realmente atento a que podría haber algún peligro, nunca se sabe. Tras unos minutos de caminar, apareció frente a mí un semáforo, en el cual el la luz roja estaba prendida para los peatones, por lo que esperé a que se pusiera verde. En eso, un grupo de obreros también se puso a esperar la correspondiente luz a mi lado, por lo que estuve nuevamente alerta. Eso duró hasta el momento en que oí parte de su conversación, temas banales, por lo que bajé la guardia y estuve tranquilo.

Tras largos minutos, la luz cambió de color y pudimos cruzar. Así seguí mi camino hasta llegar a una reja que tenía algo de maleza. Siguiendo junto a la reja, logré pasar a un sector "seguro" que conocía de vista, una cancha de golf que alguna vez vi. Entonces me escabullí y logré entrar a la cancha de golf. Fui caminando junto a los árboles que se encontraban en el lugar, y más tarde llegué a un lugar donde el terreno terminaba, algún tipo de división pero que no era una reja, sino algo más simbólico. Sabía que estaba pasando a otro terreno.

Entré a este terreno y al ir subiendo una especie de escalinata con bandejones, llegué a un lugar familiar que no recordaba; llegué a un colegio en el que supuestamente había estado cuando era pequeño. Reconocí los escalones, por lo que repetí los pasos que mi cuerpo recordaba de tan temprana edad, salté y salté con ritmo por el camino que conocía.

Así llegué a este colegio, en donde reconocí una cancha de básquetbol. Entonces apareció un tipo que tenía mi edad, pero que claramente se dedicaba a cuidar el lugar. Intenté explicarle que yo había estado en ese colegio, y que no estaba haciendo nada malo, pero antes de eso el tipo simplemente me saludó y hablamos un rato. Le comenté que no recordaba la cancha de básquetbol a lo que el me propuso que jugáramos, que el quería jugar.

Para jugar, teníamos que ir a buscar un balón de básquetbol que estaba dentro de una sala. Fuimos a la sala, y el piso cambió a algo así como arena. Me apoyé en la muralla y por alguna razón me saqué a medias las zapatillas (quedaron sueltas).

Algo inesperado pasó; apareció un caballo que se notaba agitado y que venía corriendo hacia nosotros que estábamos a algo más de dos metros de la puerta de la sala. Se veía furioso, y yo sabía que tenía algo en mi contra, me sentí amenazado. Corrimos para entrar por la puerta de la sala y así refugiarnos del ataque personal de aquel caballo, pero para lograrlo tuve que dejar mis zapatillas junto a la muralla ordenadas.

Entramos, cerramos la puerta. Adentro había una niña, no la tomé demasiado en cuenta, pero noté que era hermana del tipo que cuidaba. Lo curioso era que la puerta que nos protegía del caballo era de vidrio, nos brindaba una falsa protección. Pero no importó, el caballo no la atravesó de todos modos. Pero algo más pasó, llegó una yegua y se posó a un lado del caballo, a unos 4 metros o menos de la puerta de vidrio. Y como si supiera lo que iba a pasar, el caballo se agitó y comenzó a olfatear con locura a la yegua, que al parecer estaba en celos. Ante la idea de la imagen, me corrí de la puerta y miré hacia la muralla y le dije al tipo que no dejara que su hermana mirara. Mientras, yo maldecía al caballo en mi mente pensando en que iba a ensuciar mis zapatillas con semen por su encuentro con la yegua.

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